Wednesday, May 09, 2007

Episodio I: La amenaza bogavántica (IV)

Gamba Wars.

Episodio I: La amenaza bogavántica.


Capítulo 4: La carrera de vainas-navaja.


Gambidala, Qui Gambón, Shmi y GambaWan acudieron a uno de los palcos presidenciales del circuito de Ricardo Medusormo de MedusEisley, y estuvieron rodeados de azafatas cañón, de viejetes salidorros y ricachones, y de alguna que otra jovenzuela pizpireta y adinerada (o con ganas de serlo; lo que en la “Enciclopedia de criaturas de la piscifactoria”TM se llama un putón verbenero). Tras dos días de espera en el palco, todas las vainas-navaja estaban listas para la salida. El circuito presumía de ser de los más arriesgados de toda la vaina-GP. Sus giros de 5º, añadido a las chicanes kilométricas, y el paso por el esqueleto de una medusa muerta hace siglos, así como la cercanía al palacio de Juaba, el Gato Marino (un cuerpo 100% grasa y colesterol, que descansa hasta el fin de sus días en una plataforma desde la que observa el paso de las vainas-navaja, así como strip-teases, peleas de amebas y otros eventos de ocio), el líder de toda la mafia de MedusEisley (contrabando de dentaduras postizas, falsificación de bonos del IMSERSO…), conseguían que los pilotos pusieran toda la carne en el asador (o, en su defecto, plancha) para lograr el primer puesto.

El gran favorito (siempre) era Pulpbulba, un octópodo con instintos asesinos, esquizofrenia paranoide, así como un morro que se lo pisaba (literalmente, más de una vez tuvo que retirarse porque se le quedaba enganchado). Su vaina era tremendamente compleja, por ello, tener nueve patas le iba de lujo. Era un tramposo, un heroinómano, un putero, y, en general, podría decirse que un cabrón. Aunque una vez le conoces, si consigues superar su adicción a la heroína, es un octópodo con nueve patas de puta madre.

Su nave tenía doscientosmil caballos de agua hervida más que la del resto (cierta gente sospecha de trapicheos… pero, nah, habladurías), además de ser más grande, más gorda y más, en general, que la del resto. Pero siempre había algún que otro iluso que intentaba hacerle sombra. Anakin, sabiendo todo esto, fue muy cuidadoso de “inspeccionar” la vaina de Pulpbulba, así como de distraerle mediante dos Centwi’leks, quienes se entretuvieron con las nueve patas del octópodo, mientras que Anakin “tropezaba” “accidentalmente” con diversos componentes de la vaina-navaja de Pulpbulba.

Total, que iba a comenzar la carrera. Anakin, Pulpbulba y otros corredores, venidos de todas partes de la piscifactoría, así como abogados e inspectores de hacienda (seres de procedencia aún desconocida) estaban ya listos y preparados (se habían dispuesto prestos, raudos y veloces) para comenzar la MMMMCMXXXI (así a ojo… y seguro que se les ha olvidado algún numero) edición del Vaina GP, en el circuito Ricardo MeduSormo, de MedusEisley.

Siete horas y pico después de que estuvieran ahí dispuestos, la carrera empezó, pillando a todos los pilotos, el público, jueces y vainas-navaja dormidos. Anakin fue el primero en despertar, porque Gambidala no paraba de gritar que se preparara, que como ganara le iba a hacer un langostino adulto, y cosas así. Durante el resto de la carrera, no paró de recibir visitas (Gambidala, se entiende…) con gente que le proponía a ella descubrir lo que era un “langostino”, que no era otra cosa que lo que tenían entre las patas (cada individuo en el lugar geográfico de su cuerpo que correspondiera). Cabe destacar que es bastante sorprendente que (por ejemplo) una Ameba marina tenga un langostino entre las patas, y no sólo por la ausencia de dichos apéndices móviles.

Uno tras otro fueron despertando los demás pilotos, siendo PulpBulba el último en despertar, quizá por el somnífero incorporado al aire acondicionado de su vaina-navaja. Aún así logró increíblemente alcanzar a Anakin LangostiWalker en poco tiempo. Por tanto, al terminar la primera vuelta, el Real Madrid iba… ah, no, perdón, eso era otro deporte.

¡Ejem! Al terminar la primera vuelta, Anakin LangostiWalker iba el primero, sacándole 2 segundos a PulpBulba, que recortaba la distancia en cada parcial. Otros corredores, entre ellos Gambonso y Cangrejönen, habían tenido que abandonar la carrera, por lo que el trío de cabeza lo formaban (nada de guarradas) LangostiWalker, PulpBulba y Cigälainen. En las últimas chicanes, Pulpbulba perdió el control, y mando su vaina-navaja a tomar por saco (dicho pronto y mal). Por tanto, en la recta final, la vaina-navaja de Cigälainen y la de LangostiWalker se embestían continuamente en un uno contra uno que no se veía desde... bueno, que no se veía desde hace mucho, quizá incluso que nunca se había visto, por aquello de los sobornos, y demás.

Sorprendentemente, LangostiWalker hubiera hecho una carrera casi perfecta, de no ser por que necesitó de todo su potencial para animarse diciendo “¡¡Arráncalo LangostiWalker por Dios, arráncalo!!” cuando dio siete trompos y un cuarto de vuelta girando sobre sí mismo tras precipitarse por el pozo del desagüacc, (peligroso monstruo del desierto, que enreda a sus presas con un movimiento de tirabuzón, casi de espiral, como un WC), y salir disparado del mismo debido a que el pozo estaba atascado. Mientras volaba de camino al suelo, cayendo (evidente), le dio tiempo a comerse un sándwich que le había dejado su madre en la guantera, de plankton enriquecido y mayonesa, y pan de coral, de hacer varias competiciones cinco contra uno, ayudándose de las revistas porno que los Gambdis habían “comprado” en la tienda de Merluzatto, e incluso de echarse unas partiditas al Pro. Mientras todo esto pasaba, debió ser que todos los corredores se pararon en una zona de servicio, a echar gasofa, y unas partiditas al mus (los más viciosos incluso algún polvete, para zanjar viejas rencillas), mientras observaban el espectáculo de una vaina-navaja cayendo desde la impresionante altura de cinco nanómetros (5 · 10-7 metros, para los no entendidos).

Tras la susodicha caída, todos arrancaron las vainas-navaja de nuevo, mientras LangostiWalker limpiaba las migajas y otros restos de posibles pruebas incriminatorias contra él (que podrían relacionar con su ADN…); una vez éste hubo terminado de limpiar el interior de la vaina-navaja, decidió que, ya que estaba, podría también lavar el exterior. Presto, raudo y veloz, así lo hizo. Cogió un estropajo que siempre llevaba en el maletero, un bote de Fairy™, y dale que te pego limpió la vaina entera. Mientras tanto, los corredores se echaba una siestecita esperando a que terminara. Tras darle bien al FairyTM (y limpiando también), enceró la carrocería de su vaina-navaja. Por fin, terminó de limpiar, guardó las cosas en el maletero, e hizo sonar el claxon (Que sonaba a gato aplastao) varias veces, para despertar a los demás corredores. Arrancaron todos sus respectivas vainas y salieron pitando.

Lo dicho, sorprendentemente, a LangostiWalker se le caló el buga porque se quedó sin gasofa, tron, y entonces el Cigälainen, que no se pispó, le metió un gayuflo por detrás (a la vaina, ¿eh?), que también salió volando colega. Qué flipe. Y además luego hubo una explosión de cagarse encima, pero fue lejos de allí, pero vamos, una cosa superior, tron.

Por tanto, LangostiWalker se bajó de la vaina y se dispuso a recorrer los 2351155870743.2543542 km que quedaban hasta la meta andando. Cigälainen le cogió prestadas las revistas para entretenerse un rato, ya le alcanzaría más adelante.

Siete días y un quinto después, LangostiWalker apareció a un kilómetro de la meta. Todo el público de la tribuna se levantó… bien, mejor dicho, se despertó, cuando un pez globo cafeinómano verde comenzó a gritar:

-¡¡Ahí vienen!! ¡¡Ahí vienen!! ¡Fuala que flipe que ya están ahí, colegas!

El pez globo se tiró media hora dando botes y gritando cosas como “qué pasa LangostiNennggggg”, hasta que un simpático ciudadano le incrustó un arpón tamaño Moby Dick en los huevos, y pudo dejar tranquilo al resto del público, para que durmiera de nuevo.

Gambidala, Shmi, y los Gambdis se habían entretenido estos siete días echándose unos muses, unos UTs, yendo a comprar comida de vez en cuando, comiéndosela de vez en cuando (y la comida también), y, sobre todo, ejerciendo una actividad que los Gambdis acostumbran a llevar a cabo para descubrir las perturbaciones de los midiplanktianos, llamada meditación submetafísica profunda (da miedo, ¿eh?). El proceso es sencillo. Consiste básicamente en colocarse en una posición cómoda, para no desper… para no volver de la meditación con dolor de espalda o similar (defínase espalda de manera adecuada para cada bicho marino), rezar a San Pito Pato y mantener los ojos cerrados de manera indefinida (indefinida es hasta que el cuerpo diga “ya” (cosa bastante improbable porque el cuerpo no habla, habla la boca) ). De éste modo se entra en comunión con los midiplanktianos de todo el universo, en un complicado tejido de traiciones, corrupción y desenfreno que hace de Los Ángeles… Esperad, esperad… olvidad eso.

El caso… se tiraron más del 150% del tiempo que esperaron sobando. Y cuando el pez globo cafeinómano cabrón (PGCC, de ahora en adelante) empezó a pegar gritos, todos miraron hacia el cielo, creyendo que caía sobre sus cabezas de crustáceo (dicho sea de paso, uno de los peores miedos de todos los habitantes de la piscifactoría). Pero no era así. El simpático crustáceo que, párrafos más arriba, había incrustado un arpón tamaño Moby Dick en el cuerpo del PGCC empezó a farfullar cosas del estilo "qué cojones hay que hacer para que ese cabrón se calle" mientras volvía a dormirse, junto con el resto de espectadores.

Cuando LangostiWalker llegó por fin a la meta, seguido de Cigälainen, sacándole dos cuerpos de ventaja (claro, como LangostiWalker era más pequeño, se escabullía de las medusas salvajes de Medusooine. En realidad eran un sindicato de moteros a los que les jodía que cualquier criatura de la piscifactoría pudiera celebrar carreras en su circuito, menos ellos. Eran también conocidos como Moradores de las Gangrenas.) comenzó a arrastrarse por la arena del suelo de la piscifactoría, mientras los espectadores volvían a despertarse del soporífero sueño en el que habían vuelto a caer.

Cigälainen, por su parte, tenía más problemas (y dos pinzas) para avanzar entre los Moradores de las Gangrenas. Mientras LangostiWalker atravesaba, casi arrastrándose, la meta, Cigälainen luchaba frente a frente contra hordas de estos moteros cabreados, que se lanzaban con sus aguijones en picado a la coraza del piloto profesional de vainas-navaja, el cual se defendía sajando sus cabezas con la punta de sus pinzas.

Pero, no te engañes, Cigälainen, nos importas una mierda, así que vamos a lo que vamos, que tenemos un futuro Darth GamBader en la meta del circuito… ups, eso era un spoiler.

Gambidala bajó a todo correr (de hecho se lanzó desde la tribuna en la que estaba), todo con tal de hacerle una exploración traqueal y metimiento de mano a LangostiWalker. Éste, que ya tenía bastante con lo que había sufrido, sufrió de eyaculación precoz, y no se volvieron a hablar en un buen rato (quizá en la página siguiente). Qui Gambón se hacía el duro desde una cierta distancia, mientras Shmi le daba unos cuantos achuchones al niño que le había conseguido la cubertería de plata, y GambaWan intentaba conseguir una exploración traqueal por parte de Gambidala. Lo consiguió. Y no fue sólo traqueal. Pero eso no es lo que importa.

Los cinco fueron al Palacio de Justicia de MedusEisley para reclamar la liberación de Anakin del yugo de Merluzatto, para pasar a estar bajo el yugo de Gambidala, que ya se empezaba a encariñar con el niño, siempre después de que GambaWan le hiciera un par de apañitos (a la princesa), y de paso para que Shmi reclamara la vajillita de los huevos (bueno, de platos). Una vez todos estuvieron contentos, se fueron a casa de Shmi, quien les obsequió a cada uno con algo que les iba a servir de mucho.

A Gambidala le dio una MiniPymer que ya no usaba. Además carecía de enchufe, y las cuchillas cortaban lo mismo que un amplificador de guitarra.

A Qui Gambón le dio un amplificador sónico para sus bigotes láser, para que hicieran más pupita y desmembraran aún más rápido.

A GambaWan le regaló un paquete de 24 condones “para el viaje”, y un traje de Gambdi nuevo, de punto de cruz.

A LangostiWalker le dio una ostia. No un trozo de pan, no. Una ostia.

Tras la entrega de los regalos, la pandilla al completo se dirigió hacia la nave-ostra-real. Sio Gambible era ya por aquél entonces un desecho orgánico sin valor real alguno, así que limpiaron la nave de los pocos restos que quedaban, los tiraron a un pozo del desagüacc, y, tras tirar de la cadena, le ordenaron a la nave-ostra-real que volviera a hacer cálculos para el HiperPedo, para dirigirse a Tiburoscant, y discutir en la Lonja de la piscifactoría todo el tema de la invasión, y de presentar a LangostiWalker a la Sopa de Gambdis, el organismo que dirigía todo el cotarro místico de los midiplanktianos, y que, en realidad, se estaba enriqueciendo a base de vender bigotes láser de juguete, trajes Gambdi de poliuretano y biblias de los midiplanktianos, tanto en versión estándar, como de bolsillo, como en libro-DVD.

Tras nueve semanas y media de cálculos, la nave-ostra-real se tiró el Gran Pedo para trasladarse a Tiburoscant sin ni siquiera haber abandonado la atmósfera de Medusooine. Sobra decir que toda vida en el estanque pereció sin remedio.

Salu2.

1 comment:

†Łųşııh† said...

Esta historia promete... aunq esta parte se me hizo más larga q la anterior, pero igualmente tienes unos golpes buenisimos.


Ansias x la siguiente parte!

Saludooos