Dime, Luna

En todas las noches del alma,
en todos los días de lluvia,
bien en tormenta o en calma
es tu voz la que me ayuda.
Dime, Luna.

Todas las primeras noches
en que comienzas tu fuga,
nunca mueres y eres joven,
empieza nuestra locura.
Dime, creciente Luna.

Oscuras horas que altiva
estrellas del cielo ocultas
para parecerte al día,
aullamos a la cordura.
Dime, completa Luna.

Los días en que me ignoras
y volteas la figura
y sé que en el fondo lloras
de pequeña tu amargura.
Dime, menguante Luna.

Y también hay bellos días
en que te inflas de hermosura
y en el cielo morirías
mirándonos con ternura.
Dime, mágica Luna.

Pero el día que reclamo
la respuesta a mi pregunta,
el día que más te llamo
en el cielo quedas muda.
Dime ahora, Luna.

Si el éxito de ti vida
torna fracaso por dudas.
Si todo lo bueno que anidas
torpe en el aire se esfuma.
Si teniendo lo más bello ves que
es el aire lo que acunas.
Y si crees tener el Cielo
y es Nada lo que acumulas...
¿Qué hago?
¡Dime, silenciosa Luna!