Sunday, February 18, 2007

Episodio I: La amenaza bogavántica (II).

Gamba Wars.

Episodio I: La amenaza bogavántica.


Capítulo 2: Medusooine.


Tras siete u ocho paradas en diversos estanques, de camino a TiburosCant, a Gambidala se le antojó recoger a un esclavo que sustituyera a Gambible en el lejano estanque de Medusooine. A regañadientes, Obi GambaWan dirigió la nave-Ostra-real hacia el estanque desértico (¿?).

Aterrizaron levantando a los polvos del desierto, dejando a la pobre arena a medias en un coito que había de durar hasta el fin de los tiempos y cuatro minutos más (protestaron lanzándoles condones ya usados al casco de la nave), en una explanada algo alejada de MedusEisley, el principal asentamiento planktoniano de Medusooine. Excepto Gambible, a quien Gambidala dejó encadenado en la nave, todos bajaron a recorrer la ciudad. Allí conocieron a Anakin LangostiWalker, un esclavo de una merluza pegajosa, asquerosa, y todo lo negativo que pueda acabar en –osa, y además con alas.

-Vaya vaya… ¿queréis mi esclavo, eh? blllbl* Os costará caro, ¡ya lo creo! Bllbl

-Que asco de tío… - pensaba en voz alta Gambidala.

-¿Qué decí-blllbl-as? – Se percató Merluzatto.

-No decía nada – Se apresuró a corregir Qui Gambón, a quien Gambidala le lanzó una lujuriosa mirada que hizo que su caparazón se agrietara.

Mientras que Gambidala y Qui Gambón charlaban con Merluzatto, Obi GambaWan se escabullía por la tienda, para enganchar a Anakin LangostiWalker y sacarlo a patadas por una abertura en el tejado del tamaño de un micro-garbanzo metacósmico. Tras siete horas de negociación, Merluzatto se dio la vuelta para rascarse el culo y vio a Obi GambaWan incrustando a su esclavo por un agujerito de la pared.

-¡¡Pero qué es bllllblsto!! – Gritó indignado - ¿Entráis en mi tblllblenda, me hacéis perder el tiempo, y todo para abrirme un bllllbloquete en la pared?

-Esgltoy aglí, abo… - dijo casi imperceptiblemente Anakin LangostiWalker.

Justo en ese momento, se oyó un ¡clonk!. No era un ¡clonc!, ni un clonc, ni siquiera algo remotamente parecido a un clonk!, sino un ¡clonk!, terminado en k. Típico ¡clonk! de cuando una honrada ama de casa incrusta una sartén en el feo careto de su marido (o la coronilla, en su defecto), pero con cierto acento orko. Al poco rato, Qui Gambón reentraba en el local, con una hojalata deformada sujetada por sus manos, que tenía detrás de la espalda, mientras se acercaba “disimuladamente” al mostrador, silbando, levemente agachado, para lanzar la hojalata tras el mismo, y luego erguirse, con las manos entrelazadas, tras su culo feo, y mirando al techo, sin parar de silbar.

Gambidala le miró otra vez con lascivia y lujuria supremas, tras lo cual Qui Gambón se metió en un callejón cercano, y regresó a la tienda con cara de satisfacción y relajación, tras vaciar su caparazón (en esta parte de la historia, todos los animales marinos cantan una versión Death Metal de “Bajo el mar”, con todas las palabras acabadas en –ón).

Tras el conciertito de marras, GambaWan había conseguido finalmente sacar a Anakin LangostiWalker por el agujerito de la pared, habiéndolo sustituido (a ostias; el agujero), por uno sensiblemente más grande. GambaWan salió de la tienda, abrió su maletín de plankton y embutió a LangostiWalker dentro. Volvió a entrar en la tienda, mientras Merluzatto se preguntaba por qué demonios no dejaban de entrar y salir, cuando se le ocurrió que quizá podía ser por ese pedazo de nave de calidad que tapaba parte de la pared trasera de la tienda. En el momento en el que Gambidala se lanzaba a por “la pata” inferior de Qui Gambón, y GambaWan abrazaba su maletín planctónico, el cual, por cierto, no cesaba de moverse, golpeando a GambaWan en “la pata” inferior, una nave se estaba estrellando contra la tienda de Merluzatto.

Total, que con semejante escena, el autor se ha perdido. Si me permitís que la rehaga, nada, esto son cinco minutitos, y hacemos algo gracioso, pero con cierto sentido metafísico intrínseco.

======= ESTA HISTORIA ESTÁ EN OBRAS =======

====MUSIQUITA DE “ESPERE, POR FAVOR”====

===YA CASI ESTÁ ESTO LISTO===

==UN POCO MÁS Y YA==

=QUE PESAD@ ERES, MAJ@=

Bien, vayamos a la parte en la que GambaWan está guardando a Anakin en su maletín planctónico (nada que ver con Planck, ojo). De esto que el tío entra en la tienda, ¿no?. Y se encuentra a una pedazo de gamba que está como un queso, que casi se la está… ya sabes, ¿No? A su maestro Gambdi. El caso es que el dueño de la tienda también está alucinando en colores, en parte porque él también quiere, y en parte porque su esclavo ha desaparecido. La risa, tío, la risa.

GambaWan, al sentir la mirada inquisitoria de Merluzatto en sus cannes morenas, echó patas (la docena que tiene) en polvorosa, y salió por pies (los doce que tiene) de la tienda, mientras que Qui Gambón se hacía el duro, apartando a Gambidala de “su pata”, rigiéndose por la estricta castidad que todo Gambdi debe seguir.

Los tres, maletín incluido, salieron corriendo del local, mientras Merluzatto llamaba al 091, y una banda de sanguijuelas acuáticas asesinas roía los cables del teléfono en otro estanque muy lejano (¿?).

Las medusas policías de Medusooine interceptaron a los ladrones de esclavos en el acto, echándoseles a la cabeza, impidiéndoles ver, y de paso llevándose una mamadita rápida, de gratis. Al cabo de unos pocos minutos, los Gambdis salieron asqueados del saco gelatinoso medusoide, pero Gambidala agarraba como una posesa a su medusa, queriendo más y más. El policía movía sus ojos de un lado a otro, babeaba (sí, por toda su superficie), mientras la docena de patas de Gambidala se frotaban unas con otras, dándose placer mutuo (El tema de la autonomía patíl de las gambas lo abordaremos en otra parodia). Entre todos lograron separar a Gambidala de la medusa, la cual, tras perder tanto fluido, había quedado kaput. Al registrar el maletín de GambaWan (quien aseguraba que contenía bollos para el recreo, y dos cuadernos de “Conocimiento del Mierdo”), LangostiWalker salió disparado por la presión acumulada dentro del maletín, impactando sucesivamente con un autobús-manta, un poste coralino, una hoguera (¿?) y las dignidades de una medusa de la nobleza local. Ésta le dijo a los policías que ella se encargaría de todo, que no tenían de qué preocuparse.

La medusa, que resultó llamarse Shmi LangostiWalker (lo cierto era que el interracial era muy habitual en la piscifactoría), era una jubilada que no había tocado un plato en su vida, ni para admirar los bordados de oro del mismo. Vivía en un lujoso dúplex de la zona Norte de MedusEisley, la parte más rica en plankton vegetal de la ciudad. El hecho de que la economía medusil no pasara por su mejor momento no impedía a Shmi tener la choza más maja de toda la región. Aunque cierto es que la mayoría de las medusas de MedusEisley vivía en VPOs bastante simpáticas, éstas no eran nada comparadas con el lujo de un chalete unifamiliar.

El caso, Shmi llevó a esos “degenerados, insensatos, imprudentes y cabeza-gamboides” a su casa. Nada más llegar, agarró al renacuajo (literal) de LangostiWalker (vete tú a saber que rollo tuvo su madre, para tener un langostino renacuajo) por la cola (… la de la espalda, se entiende), lo alzó, y lo miró inquisitoriamente a los ojos, así similar a como lo haría TorqueDorada (a la espalda).

-Tú me suenas de algo. –Afirmó Shmi.

-Me caí de tu tripa hace poco más de un mes. –Replicó con agudeza Anakin.

-¿Y cómo es que no me enteré? –Preguntó sorprendida Shmi.

-Sí, eso, ¿cómo es que no se enteró? –Preguntó Gambidala, apartando sus labios de los de Qui Gambón, para dejarle respirar al pobre, que se estaba poniendo colorao (más).

-¿Dónde está el baño? –Llegó a preguntar un tercero, haciendo que la escenita fuera aún peor que la de Instinto Básico, o, en su defecto, que cualquiera de un episodio de Colombo. Era, evidentemente, GambaWan.

Shmi señaló en una dirección del mismo modo que te indican las señoritas uniformadas de El Corte Inglés dónde está “lo-que-sea-que-busques”, esto es, con un desprecio y una inhumanidad propias de un langostino (en el caso de las señoritas uniformadas), o bien de alguien que sencillamente quiere terminar su agobiante jornada laboral de esclavitud por parte del sistema capitalista (en el caso de Shmi).

GambaWan acudió raudo, presto y veloz al baño, y mientras Shmi, Gambidala, Anakin y Qui Gambón (el cual se quejó por aparecer el último en ésta enumeración, a lo que le respondí “vete a la mierda”, tras explicarle que era para que quedara como un caballero que deja pasar a las damas primero) continuaban debatiendo, se podían oír sonidos guturales producidos por la… ¿garganta? de una gamba de tamaño medio, que se ocultaba en el baño de la casa. Qui Gambón, haciendo gala de sus habilidades Gambdis, encendió sus bigotes láser y patrulló la casa, con el trío de mujeres detrás… ¡perdón! con la pareja de mujeres y el renacuajo, a quien ya le había echado el ojo (y otras cosas) Gambidala, detrás.

GambaWan salió del baño con cara de satisfacción, relajación y de haber cagado como una gamba, cuando se encontró con los bigotes láser de Qui Gambón rozándole su sistema reproductor. Dio un respingo hacia atrás, haciendo un cuádruple mortal, con salto de la grulla y vomitera incluida, lo cual sorprendió sobremanera a Gambidala, que dejó un leve charco justo en su posición. Tras el reencuentro, decidieron qué debían hacer. Gambidala dejó a Anakin para cuando estuviera más cañón, y mayorcito, por aquello de que sus compañeras de correrías (tómese con cualquiera de sus posibles significados) no se rieran de ella por fol… intimar con un niño, y porque nadie le denunciara. Aunque, qué demonios, era la reina de Gambaboo, podría hacer lo que le saliera del bigote púbico.

-Sugiero que acudamos raudos, prestos y veloces a TiburosCant –Sugirió GambaWan, que se había ganado el favor de Gambidala, la cual le miraba diciéndole “vas a conocer la sala secreta de mi nave-Ostra-real, y te vas a cagar, lorito… digo, gambita”.

-¿Para qué? –Preguntó Qui Gambón, visiblemente irritado por no recibir las miradas, los mimos ni las mamad… de Gambidala.

-Bueno, expondré mis puntos –Dijo GambaWan, tras lo cual Shmi cogió un colchón y se dispuso a “escuchar”- Considero que este renacuajo…

-Tengo nombre. –Se apresuró a corregir Anakin.

-Considero que éste “tengo-nombre” tiene un gran potencial como domador de pulgas electrostáticas.

-Se llaman midiplanktianos. –Corrigió hinchando el pecho Qui Gambón.

-Lo que sea –Dijo GambaWan, queriendo decir claramente “me la pela, ahora quien tiene a la chica soy yo”- Podemos llevarlo ante el Consejo Gambdi.

-¿Y si no quiero? –Se quejó Anakin.

-¡Eso! ¿Y si no quiero? –Secundó Qui Gambón.

-ZzzzZzzz –Terció Shmi.

-Pensadlo bien, maestro –Cuarteó GambaWan.

-¡Ven aquí que te coma todo! –Quinteó Gambidala, quien se abalanzó sobre GambaWan, impidiéndole hablar, ya que la muy caníbal, efectivamente, le estaba comiendo todo, lo que se dice todo.

-¡Esperad! Aún no es el momento. Hasta la segunda película nada, tienes que ponerle los cuernos a Anakin conmigo para poder parir a Luke GambaWalker y Leia LangostiOrgana. –Espetó GambaWan.

-Oh… vale. Te estaré esperando, tigre. –Se aplacó Gambidala

-Bien, de acuerdo, llevaremos al tipejo este…-Prosiguió GambaWan.

-Tengo nombre –Se apresuró a corregir Anakin.

-A “tengo-nombre” al Consejo. –Se corrigió Qui Gambón.

-¿Dije acaso que lo lleváramos al Consejo? –Se indignó GambaWan.

-Lo dijiste antes, pazguato. ¡A ver! Aquí el maestro soy yo. Y te estoy dando esperanzas de fol… intimar con su majestad la reina de Gambaboo.

Gambidala hizo una clara muestra de asco, pero sin disimular ni nada, hala, ante lo cual Qui Gambón se giró y trazó un plano en la pared con un bigote láser.

-Después deberemos ir a la Lonja, para informar a los emisarios de que Gambaboo ha sido atacada.

-ZzzzZzzz –Apoyó Shmi, quien fue brutalmente zarandeada por Anakin, incrustándose y deshaciendo el maravilloso plano que Qui Gambón tanto se había currado.

-¿Vamos a empezar la reunión, o no? –Sentenció GambaWan, para que el autor pudiera empezar otro capítulo.

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