Tuesday, May 29, 2007

Son sólo... palabras

¿Alguna vez se ha parado alguien a pensar qué tiene de real lo que nos rodea? Que nadie se alarme, no hablo de Matrix ni nada parecido. El otro día, en una de mis típicas reflexiones del callejón de las violaciones, se me ocurrió pensar en cuánto de lo que me rodeaba era real.

Me acordé de Nietzsche, de su muerte de Dios y del superhombre, y me di cuenta de que... hemos matado a Dios y nos hemos convertido en el superhombre porque los hombres son Dios, de por sí. Y me explico.

Vivimos en un mundo en el que cogemos el Metro, que circula bajo tierra, en el que percibimos una realidad tridimensional, ejes x, y, y z, asumimos que dos electrones se repelen por tener carga de igual signo... pero, ¿cuánto de todo eso es real?

Primero habría que entender qué es real.

1. adj. Que tiene existencia verdadera y efectiva.

Las demás acepciones no nos interesan (monarquía, moneda...). Esta definición la da la Real Academia Española de la Lengua, que, me imagino, es el máximo órgano consultivo en lo que a temas de lenguaje se refiere. Y por fin hemos llegado al quid de la cuestión. El lenguaje.

Supongamos que podemos traducir esa definición del DRAE de real como "Que tiene existencia objetiva". Entonces habría que buscar la definición de objetividad. Puesto que dicha definición es "Cualidad de objetivo." (un tipo de definición muy querido por la RAE, definir algo como "hecho de ser ..." o "cualidad de ...", de ese estilo, siempre beneficiando la claridad cuando uno busca un término que desconoce), voy a pasar directamente a la definición de "objetivo".

1. adj. Perteneciente o relativo al objeto en sí mismo, con independencia de la propia manera de pensar o de sentir. <-- ésta es muy interesante, pero

2. adj. Desinteresado, desapasionado.

3. adj. {Fil.} Que existe realmente, fuera del sujeto que lo conoce. <-- ésta es la que realmente nos interesa.

En cierto modo, tanto la definición "no filosófica" como la "filosófica" están bastante relacionadas. Si algo existe realmente, es porque es independiente de como el sujeto lo perciba, es decir, existe fuera de él.

¿Es el mundo así? Yo creo que no. Y no hablo de afirmaciones (o negaciones) tales como "la vida es injusta". No. Hablo de algo realmente tan básico como "¿Por qué <> se llama <> en lugar de <>?". En definitiva, vivimos en un mundo que no es objetivo. Y por tanto, no es real, porque, según la definición filosófica de objetivo, no existe fuera del sujeto que lo percibe.

El problema son los conceptos, los términos, las PALABRAS. Centímetros de tela con los que somos capaces de hilar, si estamos inspirados, tapices dignos de la Real Fábrica, colores con los que somos capaces de pintar cuadros literarios que conmueven al más frío de los mortales. El problema de la realidad reside en ellas. No es una responsabilidad que querría tener, desde luego.

Con las ciencias ocurre igual. No me voy a quejar de las letras con las que se han designado los ejes, ni por qué la gravedad se llama gravedad. De todas las ciencias, sólo hay una que es pura ficción. La matemática. La biología surge de la observación del comportamiento de los organismos que consideramos vivos (no por ello con capacidad de movimiento). La física surge de la observación de los fenómenos que, podríamos decir, afecta a todo lo que nos rodea (tanto organismos vivos como cuerpos inertes). La química surge de la observación del comportamiento de los cuerpos inertes...

¿De qué surge la matemática? ¿De la observación de qué?

...

...

...

Exacto.

No hay nada que explique la existencia de la matemática, salvo quizá la idea de que los seres humanos necesitan complicarse. Los matemáticos dirían que su ciencia sirve para definir los comportamientos estudiados en las demás ciencias (experimentales, no del pensamiento). En cualquier caso, no hay nada "del mundo que nos rodea" que justifique la existencia misma de la matemática. Por tanto, ¿es la matemática objetiva? Yo diría que no, porque no existe fuera de la propia ciencia. No hay nada que la sostenga fuera del estudio de la misma ciencia.

¿Qué quiero decir con esto?

Que los hombres hemos creado el mundo tal y como es ahora. Somos los dioses del mundo. Somos superhombres. Pero nada de lo que nos rodea es real, porque los términos desaparecen cuando un perro (por ejemplo) observa al mundo. No es un mundo objetivo, por lo tanto no es real.

Pero, ¿si no es real, por qué vemos cosas en nuestra vida diaria? Árboles, pájaros, edificios, coches, señales de tráfico, mesas... Porque el mundo es irreal, inexistente, absurdo, en cuestión de términos. Pero es materialmente real. Es decir, los objetos, las cosas, lo que definimos mediante términos, es objetivamente real, puesto que cualquiera que lo mire lo va a ver (Salvo, quizá, Matt Murdock y alguno de la ONCE).

Cuando suena música por la radio, todos podemos oírla (salvo, quizá, Beethoven, aparte de por lo evidente), percibimos olores, que nos gustarán más o menos, pero los percibimos, los olemos. Excepto deficiencias funcionales, podemos decir que sabemos que hay algo ahí fuera, fuera de nuestro cuerpo, que es objetivamente real porque es independiente del sujeto que lo percibe (por inducción, no vamos a coger a los más de seis mil millones que somos y ponerlos a mirar un edificio).

Por tanto, el mundo es irreal, porque nos referimos a él mediante conceptos (y que nadie me venga ahora con que son meros asociativos), y esos conceptos no son objetivos, y como se ha visto muchas veces, eso les hace irreales. ¡Dios mío! Vivimos en un mundo semi-real.

Menos mal que son solo...

Palabras.

No comments: