Saturday, May 12, 2007

El sentimiento que unió dos mundos

Todo a mi alrededor me parece extrañamente familiar, nada me parece extraño, pero a la vez si lo son, todo ocurre sin prisas, poco a poco y cuando me llega el turno, la verdad es que no se como actuar.
Todo lo que me rodea es sencillo y cuando se juntan , se unen y forman todo aquello que he padecido durante años y no he sabido expresar, sentimientos.
Sentimientos de respeto, gratitud, amor, amabilidad y sobre todo desesperanza; desesperanza que me llena y no se como apartar de mi mente; desesperanza que cuando aparece hace que mi corazón tenga intenciones de reventar; desesperanza que apaga toda mi luz y me deja rodeado de tinieblas, que me envuelven y ahogan hasta lo que para mi es la muerte, la oscuridad mas profunda y suma.
Realmente lo único que hace es dejarme en un lugar desolado, único lugar que yo conozco del que no se ve salida alguna, cosa que alienta la desesperanza que me abruma aun mas.
Esa es la realidad, yo, atrapado en un mundo del que creo no poder salir y del que no se como escapar. Mundo en penumbras que poco a poco va transformando mi corazón, haciéndolo mas oscuro, mas lleno de odio, frustración y sobre todo amargura.
Mi corazón fue cambiando hasta no llegar a entender el porque de mi existencia; era un espectro, fantasma, algo que no puedes llegar a ver a no ser que quiera ser visto; estaba mas cerca de la nada que cualquier cosa inexistente; algo que pese a tener presencia física no era nada en su interior.
Así era, encerrado en mi celda interior sin ninguna relación con el exterior duro y oscuro que me rodeaba, un recipiente vació que no tenia esperanzas de ser llenado, hasta que un día al estar encerrado en ese mundo una tenue luz me llegó, y entonces todo lo que yo vi en ese instante quedo grabado en mi memoria, lo suficientemente fuerte para que pudiera describirlo, arriesgarme a escribirlo, y por tanto, enseñarlo y compartirlo con el resto de la gente.
Poco a poco esa luz la empecé a ver con regularidad y por tanto una sensación extraña empecé a sentir, ya que cuando la luz era apreciada por mis ojos no solo veía una luz sino la silueta de algo mas, un cuerpo, que con su extraordinaria belleza lo que hacia era provocar que todo aquello que veía fuera inicio de algo que pasara por mi cabeza y que, por consiguiente, pasaría de inmediato a purificar mi oscura alma.
Cuanto mas veía la tenuidad de su silueta, mas cerca y con mas claridad podía apreciarla, hasta llegar al punto de llegar a olvidar durante esos minutos que podía contemplarla mi verdadera realidad y la oscuridad que la rodeaba.
Con estos sentimientos esperaba cada día nuestra cita, y con mas esperanza me encontraba en esos momentos. El oscuro corazón que yo tenia parecía no importarte así que poco a poco mis esperanzas iban en aumento, y cuando creí que no había respuesta toda tu luz me llenó.
No solo es que me llenaras sino que sin saber ni el como ni el porque de mi espalda, tras un dolor desgarrador, aparecieron dos alas como si de un ángel me tratara. Ángel, si, ángel, ya que las alas no eran nada parecido y por tanto en consonancia con mi tétrico y oscuro aspecto, sino que resaltaban contra el resto de mi cuerpo ya que eran brillantes, de un brillo desgarrador que poco a poco fue inundando mi alma para darle el valor para poder usarlas para huir de ese indigno mundo que había envenenado a mi pobre corazón.
Así con el divino regalo lo que hice fue volar inundando con la luz de mis poderosas alas todo aquel lugar por donde pasaba, y por tanto alimentando aquel deseo de conocer de aquel ser que había tenido el poder de darme la alternativa al mundo en el que vivía.
Con esto lo que conseguí fue algo realmente sencillo para mi, pero que a mucha gente le podría costar un poco mas; algo que sin ningún reparo yo podía dar pero que la gente tiene cierta reticencia a cederlo; algo que yo doy sin esperar recibirlo a cambio; ese algo era algo sencillo, algo que mucha gente cree tener, pero que poca gente alcanza, y ese es el sentimiento de sentirse amado. Amado hasta el punto de que mis alas cogieran la suficiente fuerza para ir hacia tu silueta y atravesar esas nubes que te ocultan y llegar a verte en realidad.
Tu estabas sentada en una butaca, mirando por la ventana cuando de repente un ser se acerco a la ventana, no era de tu mundo, era de aquel que llevabas años espiando, pero que realmente te interesaba ahora que habías encontrado a alguien a quien evaluar y estudiar en él.
Ese alguien estaba suspendido a escasos metros de tu ventana, mirándote, a sabiendas que tu sabias que no podía ver mas que tu silueta. Ese ser era yo, un ser que muchos catalogarían de extravagante, ya que al ser del reino de la oscuridad, nombre que dieron a mi mundo, todo mi cuerpo era oscuro, mi piel era pálida y gris; mi pelo de un tono negro con tintes grisáceos que lo hacían parecer de ese color; mis ropas desgastadas y sin apenas color; aunque lo que mas te llamó la atención no fue el hecho de que fuera como soy, sino el simple hecho de que momentos después de asomarte a la ventana, entrara en la habitación donde te encontrabas y agachado dentro de la habitación mientras tu me mirabas, recogiera y doblara mis enormes alas brillantes, que aun en el sitio de luz en el que me encontraba seguían provocando sombras.
Ante esta intrusión lo único que pensaste fue que estabas soñando, pues sabias perfectamente que los seres del reino de la oscuridad no podían salir de él. Aunque por otro lado tenias ante ti a un ser de ese mundo, pero le habías visto plegar unas alas brillantes, mas allá del fulgor típico del oro, aunque con su color, deslumbrantes, que lo único que conseguían era hacer que te extrañases al ver a un ser de tal oscuridad con algo aun mas puro que lo existente en tu lugar de luz eterna, cosa evidentemente contradictoria.
A gritos me preguntaste, pero yo lo único que podía hacer era mirarte, ya que tu misma me habías negado el don de la palabra, y en ese instante mi mente empezó a volar, a recorrer mis situaciones vividas e imaginar otras nuevas, y por tanto, todo aquello empezó a rodearme con una luz que empezó a girar a mi alrededor e hizo que dejaras de gritar e intentar comunicarte conmigo, cosa evidentemente sin sentido ya que entre nosotros había un vínculo muy superior al de las palabras.
Cuando la luz dejo de girar a mi alrededor penetro en mi y me purifico un poco mas, y cuando yo me acerque a ti, te mire a los ojos, y sin poder evitarlo comprendiste todo aquello por lo que había pasado, lo leíste en mis ojos, sentiste como mis sentimientos me habían transformado en el ser oscuro que podías observar, y como gracias a tu ingenuidad y curiosidad me habías dado las alas con las que ahora, y gracias a ti, pude hacerte comprender todo lo que en su momento sentí.
Todo ello lo hice explicado en una palabra hacia la persona que me había salvado, una palabra, “amor”, pero no amor del que se dice sin sentir, sino amor reflejado en un montón de imágenes unidas al pensamiento, imágenes que, mentalmente y sin saber como, uní a la única palabra que pude pronunciar tras nuestro acuerdo.
Tras escuchar la palabra y mirarme directamente a los ojos lo único que sentiste fue pena, pena sin limite, y digo pena, no lástima, ya que el amor era reciproco, pero no permitido, no permitido por antiguos valores morales, y por ello vi una lágrima caer por tu perfecto rostro. Lágrima que según caía iba desgarrando mi ser, mi alma, mi identidad; ya que en ese instante confirmaste lo que sentías. Sin saber el porque mi brazo se extendió hacia ti, y uno de mis dedos tocó esa pequeña gota que toda mi existencia había trastocado.
Ese momento para mi fue un nuevo punto donde comenzar, un inicio, principio. Tras el renacer, mis sentimientos llegaron a alcanzar tal fuerza que desbancaron y superaron a todos mis ideales, provocando el hecho de que aquello que mas quería y que habitaba al otro lado de esa ventana, me diera esperanza, no esperanza por mi salvación, sino esperanza para la lucha que tendría que llevar a cabo para reclamar mi sitio en ese corazón que era el único que podría recomponer mi alma, que tan fácilmente se había deshecho con el peso de esa lágrima al caer.
Con este pensamiento y la luz que le acompañó, desplegué mis alas con toda su envergadura, te mire a los ojos y sencillamente salte por la ventana al vació.
La oscuridad me volvió a envolver, y cuando mi cuerpo estuvo a punto de tocar y morir contra la fría roca, mis alas se extendieron y me elevaron hasta un pequeño risco, mire hacia tu tenue silueta que era lo máximo que podía ver de ti, ahí en el cielo oscuro de mi mundo, y lágrimas corrieron por mis mejillas como si fueran cataratas.
En ese momento un grito devastador atravesó el cielo y en el pude apreciar tus palabras, solo decían una frase, una única frase, algo que aun resuena en mi mente mientras mi oscuro cuerpo se va purificando gracias a tu luz.
Cada vez que miro tu silueta en el cielo miro mi mano, aquella con la que ose tocar tu mejilla, miro el lugar que esa gota desgarradora toco en mi piel y su claridez me ciega, también en esos segundos recuerdo tus ojos en el último segundo antes de saltar al vació. Y como no, aquella frase que el viento me trajo y que jamás podré olvidar:

-No te rindas oscuro ángel de alas brillantes-

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