Los dos árboles

Rebuscando entre escritos que tengo de tiempos en los que la inspiración y yo no estábamos peleados, como es ahora (tengo a un tocapelotas quejándose de que no escribo nada... y a veces es mejor no escribir si no hay nada que decir, creo yo), y he encontrado un pequeño poema del que estoy particularmente orgulloso. No es nada del otro mundo, pero la forma en que surgió, cómo lo desarrollé (en apenas minutos, casi como Isaac Méndez en Heroes, cuando pinta), y el acabado que le di... me hace ver que ésto puede dárseme bien. No sé hasta que punto... pero puede que sí.

Los dos árboles.

Las cenizas se elevan,
se rajan las ramas,
chisporrotean las hojas,
danzan las llamas.
Decrépitas raíces,
infértil savia;
tierra mustia,
que lo rodeaba.
no se cobró el fuego
a un sauce o acacia;
fue el árbol del olvido
quien sus llantos calla.
Regado por penas eternas,
y momentos de habla;
perdido queda el pasado,
olvidado para nada.
En su frente, a pocos pasos,
otra vida aún batalla;
la ardiente vorágine,
su secreto guarda.
No fue iniciado
por la mano humana.
Fue el eterno protector
que todas las heridas sana
Mas su mano fría es
no te fíes si tu dolor aplaca;
pues, él, ya sonríe
como ya te mata.
El otro árbol, el de la vida,
suplicando estaba,
mientras rojas lenguas
su cuerpo secaban
El protector lo mira,
sin apartar su lanza
lanza que el Tiempo,
en olvido y vida clava.

En fin... sin mucho más que decir (o sencillamente sin la destreza de encontrar algo para contaros), me despido.

Salu2